La enfermedad de Crohn es una afección crónica inflamatoria del tracto gastrointestinal. Afecta cualquier parte del tracto digestivo (desde la boca al ano) pero es más frecuente que afecte el intestino grueso o delgado.
No se sabe exactamente qué la causa ni se puede predecir cómo afectará a cada persona en particular. El paciente puede pasar años sin síntomas, así como puede tener brotes o ataques frecuentes, lo que es seguro es que es una afección crónica, es decir, es una condición persistente, puede ser controlada con medicamentos aunque no tiene cura.
Síntomas asociados son:
- Dolor abdominal cólico
- Náuseas
- Fiebre
- Pérdida de apetito
- Pérdida de peso
- Fatiga
- Sangrado rectal
- Diarrea
- Movimiento intestinal urgente
- Anemia
Los síntomas pueden variar según la persona y cambiar con el tiempo, pueden ser leves o severos.
Es importante controlar la enfermedad, porque puede llevar a complicaciones como fístula anal, estrechamiento de los intestinos y oclusión intestinal, fisura anal, abscesos y cáncer de colon o intestino delgado.
La enfermedad también puede dar problemas fuera del intestino, por ejemplo:
- Enrojecimiento, dolor y picazón en los ojos
- Úlceras en la boca
- Inflamación y dolor en las articulaciones
- Erupciones, ulceraciones y sarpullidos en la piel
- Osteoporosis
¿Cómo se diagnostica?
Se comienza con el historial médico y familiar completo del paciente, incluyendo detalles completos de los síntomas. También se lleva a cabo un examen físico. Ya que muchas otras enfermedades pueden producir los mismos síntomas que la enfermedad de Crohn, el médico se basa en varios análisis médicos para descartar otras posibles causas tales como una infección.
Los análisis pueden incluir:
